El incremento de las desigualdades: una amenaza real para la economía

El incremento de las desigualdades: una amenaza real para la economía

Es ya bien sabido que la desigualdad de rentas se ha incrementado en los países desarrollados desde los años 80. Este fenómeno ha sido especialmente intenso en Estados Unidos y en Japón, aunque también se ha producido en países considerados más igualitarios tales como Suecia.

EL INCREMENTO DE LAS DESIGUALDADES DE RENTAS OBSERVADO EN ESTOS PAÍSES DESDE LOS AÑOS 80 CUESTIONA LA TEORÍA DE LA “CURVA DE KUZNETS”, SIENDO ÉSTA LA PRINCIPAL TEORÍA EXISTENTE SOBRE LA DESIGUALDAD DE LOS INGRESOS1.

De acuerdo con esta teoría, propuesta por el economista Simon Kuznets en los años 50, cabe esperar un incremento de la desigualdad de los ingresos en las primeras fases de desarrollo económico de un país (es decir, cuando una economía pasa de una renta per cápita baja a una renta per cápita media), para reducirse en las fases posteriores (es decir, cuando la economía pasa a tener una renta per cápita alta).

Esta teoría se ha visto claramente invalidada en las últimas décadas en los países desarrollados, razón por la cual el economista Branko Milanovic2, sin ninguna duda el máximo experto en temas de desigualdad, desarrolló el concepto de “ondas de Kuznets”: la evolución de las desigualdades económicas no debería plantearse únicamente en función del nivel de desarrollo económico, sino que depende de una combinación de factores políticos y económicos, de tal forma que su evolución puede representarse en forma de ondas sucesivas. Branko Milanovic asocia el incremento de la desigualdad observada en los países desarrollados durante las últimas décadas con un conjunto de factores que no se excluyen entre ellos:

  • Traslado de mano de obra del sector industrial al sector servicios, siendo este último un sector más heterogéneo en términos de localizaciones y de cualificaciones, estando la mano de obra más dispersa, y dificultando la labor de organización de los empleados;
  • Automatización de trabajos rutinarios facilitado por el menor coste de los robots, vinculado a su vez con la globalización;
  • Creación de retornos monopolísticos en varios sectores (telecomunicaciones por ejemplo);
  • Presión bajista sobre los salarios de aquellos trabajadores menos cualificados, unido al fuerte incremento de la oferta de mano de obra relacionado con la globalización: debido en particular a un incremento de dos tercios de la población mundial desde 1980 y a la integración en el mercado laboral global de China y de los antiguos países comunistas;
  • Menores tipos impositivos marginales aplicados a las rentas más altas y menores impuestos sobre el capital (la función redistributiva se ha debilitado en los países desarrollados).

En concreto, Branko Milanovic insiste en la dificultad de medir los efectos respectivos sobre las desigualdades del cambio tecnológico y de la globalización, ya que estos fenómenos están interrelacionados.

EN LAS ÚLTIMAS DÉCADAS HEMOS ASISTIDO A LA DESAPARICIÓN DE TRABAJOS DE CUALIFICACIÓN MEDIA EN PAÍSES DESARROLLADOS.

Respecto de Estados Unidos, el especialista en mercado laboral David Autor3 (MIT), mostró que en 1980 un 42% de las personas sin grado universitario ocupaba puestos de baja cualificación, un 43% trabajos de cualificación media y un 15% trabajos de alta cualificación, mientras que dichos porcentajes eran respectivamente del 54%, 29% y 17% en 2017.

Esta evolución se ha debido en gran medida a la desaparición de los trabajos de producción rutinarios. Esto ha exacerbado las desigualdades de ingresos por niveles de formación: aquellos individuos con mayor nivel de formación pudieron acceder a puestos de trabajo mejor remunerados, mientras que aquellas personas con menores niveles de formación tuvieron que conformarse con trabajos peor remunerados. La desaparición de puestos de trabajo que requerían una cualificación media y la migración de aquellos individuos con un menor nivel de formación a trabajos peor remunerados tuvo un impacto socio-geográfico muy significativo. David Autor ha observado que en Estados Unidos, los trabajadores mejor remunerados se han ido concentrando en las grandes ciudades durante las últimas décadas y que la relación entre el porcentaje de individuos que poseen un grado universitario y el tamaño de las ciudades se ha incrementado de forma considerable. En un reciente documento de trabajo del FMI4 se muestra que «existen importantes desigualdades entre regiones en los países de la OCDE, habiéndose además incrementado a lo largo del tiempo,» debido principalmente a la menor movilidad de las economías domésticas con menores rentas. Esta fragmentación geográfica entre grandes ciudades y el resto del territorio se observa especialmente marcada en Francia y en el Reino Unido, acrecentando el sentimiento de abandono que existe en ciertas regiones.

LA COMPRENSIÓN DE LOS MECANISMOS QUE EXPLICAN EL INCREMENTO DE LAS DESIGUALDADES DENTRO Y ENTRE LAS COMPAÑÍAS SIGUE SIENDO OBJETO DE UN INTENSO DEBATE E INVESTIGACIÓN ACADÉMICA

Un trabajo publicado en la revista “Quarterly Journal of Economics” en 20185 centrado en Estados Unidos, mostraba que dos tercios del incremento de la dispersión de los ingresos observado durante el período 1978-2013 se producía entre las distintas compañías y un tercio dentro de las propias compañías. No obstante, distintos investigadores afirman que la situación real en el mercado de trabajo difiere de forma significativa dependiendo del tamaño de las compañías, concluyendo que en las grandes compañías (con más de 10.000 empleados), un 42% del incremento de la dispersión salarial observada entre 1978 y 2013 se producía en el ámbito de las propias compañías, de forma que los ingresos medios se han reducido6 mientras que los salarios del 10% de la plantilla mejor remunerado se ha incrementado fuertemente. Por otro lado, la remuneración real del 1% mejor retribuido se ha incrementado un 137% en las grandes empresas, pero solamente un 45% en las pequeñas. En otras palabras, las desigualdades salariales en EEUU se han incrementado en mucha mayor medida en las grandes compañías que en las pequeñas desde 1978.

NB: el grupo de expertos independiente “Economic Policy Institute” (EPI) recopila los salarios pagados cada año por las 350 mayores compañías norteamericanas. En cada caso, EPI divide la remuneración del CEO por el salario medio de aquellos empleados sin responsabilidades de gestión en el sector en el que opera la compañía, calculando por último el promedio para las 350 compañías.

EL INCREMENTO DE LAS DESIGUALDADES REPRESENTA UNA AMENAZA PARA LA ECONOMÍA Y PARA EL CRECIMIENTO A LARGO PLAZO

La literatura económica indica que las desigualdades de rentas suponen un lastre para el crecimiento económico. Centrándonos en los países más ricos, un documento de trabajo de la OCDE publicado en 20147 concluía que la «desigualdad de ingresos tiene un impacto negativo considerable y estadísticamente significativo sobre el crecimiento”. Este estudio indicaba que el principal mecanismo “a través del cual la desigualdad afecta de forma negativa al desarrollo económico es socavando las oportunidades educativas para los niños procedentes de aquellos segmentos más desfavorecidos de la población, reduciendo la movilidad social y dificultando el desarrollo de sus capacidades”. Se establece que una reducción de 1 punto en el coeficiente de Gini (es un indicador de desigualdad de rentas, siendo igual a 0 cuando todos los individuos reciben los mismos ingresos y 100 cuando un solo individuo recibe toda la renta de un país) se traduce en un incremento acumulado del PIB de 0,8 puntos durante los cinco años siguientes (es decir, 0,15 puntos de crecimiento anual). Un documento de trabajo del FMI de 20178 titulado “Inequality Overhang” mostraba que los efectos de las desigualdades de ingresos sobre el crecimiento no son lineales: un incremento de la desigualdad genera un impacto aún más negativo sobre el crecimiento del PIB cuando los niveles de desigualdad ya son elevados.

A propósito, este impacto negativo de la desigualdad sobre el crecimiento potencial dificulta aún más la misión de los Bancos Centrales.

Varios Bancos Centrales de países desarrollados (BCE9, 10, Banco de Canadá11, Banco de la Reserva de Australia12) han indicado recientemente que el incremento de la desigualdad de rentas es una de las causas de la disminución de los tipos neutrales (es decir, tipos de interés reales de equilibrio). En efecto, diversos Bancos Centrales han experimentado y/ o siguen experimentado dificultades para la normalización de sus políticas monetarias. A este respecto, es como la pescadilla que se muerde la cola, porque las políticas ultra-flexibles aplicadas por los Bancos Centrales han sido cuestionadas por algunos por fomentar la ampliación de las desigualdades de distribución de la riqueza, sobre todo empujando al alza el valor de los activos financieros.

CADA VEZ MÁS, LA INVESTIGACIÓN ACADÉMICA LLEGA A LA CONCLUSIÓN DE QUE LA DESIGUALDAD ECONÓMICA ES UNA DE LAS CAUSAS QUE EXPLICAN EL SURGIMIENTO DE MOVIMIENTOS POPULISTAS EN LOS PAÍSES DESARROLLADOS.

El tema es delicado, porque no existe una definición de populismo universalmente aceptada. El economista y politólogo Francis Fukuyama, por ejemplo, describe a los populistas como a aquellos “políticos que proclaman tener una conexión directa con la gente, fundamentada en su carisma personal, lo cual les confiere una especial legitimidad para la preservación de los intereses de las personas.”

Según Fukuyama, «esto plantea un desafío para la democracia porque esta tipología de líderes tiende a manifestarse en contra de las instituciones: se enfrentan a los tribunales de justicia, a los medios de comunicación, a los tecnócratas y a los organismos de control que encuentran por su camino”. De acuerdo con él, los líderes populistas promueven políticas económicas populares a corto plazo pero que resultarían desastrosas a largo plazo13. Aunque las primeras alusiones al populismo hacen referencia a algunos Gobiernos latinoamericanos en los años 80, y posteriormente a ciertos países post-comunistas entre los 90 y principios de los 2000, la más reciente evolución surgida en los últimos años ha sido la emergencia de una nueva corriente de populismo en los países occidentales con democracias firmemente asentadas.

El incremento de la desigualdad económica debería en principio haber favorecido el surgimiento de partidos de izquierdas, pero, tal y como observa el economista Thomas Piketty14 analizando Estados Unidos, Francia y el Reino Unido durante el período 1948- 2017, los partidos de izquierdas perdieron a lo largo del tiempo el apoyo de los trabajadores con menor formación, los cuales han sido los máximos perdedores de las principales evoluciones económicas de las últimas décadas, habiéndose convertido de forma gradual en partidos de élite. Piketty y Fukuyama, por ejemplo, destacan el hecho de que el Partido Demócrata de EEUU haya perdido el contacto con la clase trabajadora blanca, la cual había representado el núcleo principal de su base electoral en el siglo XX. En general, el incremento de la desigualdad ha fomentado por tanto la aparición de partidos, movimientos e ideas populistas. Centrándonos en los países europeos entre 2000 y 2017, los economistas han observado que un incremento del 1% de la tasa de desempleo implica un incremento de un 1% de los votos emitidos a favor de partidos populistas15.

El acceso al poder de partidos populistas puede tener consecuencias extremas para los mercados. Tal circunstancia fue especialmente destacable cuando se formó la coalición de Gobierno en Italia entre la Liga y el Movimiento 5 Estrellas en la primavera de 2018 (el diferencial de la deuda soberana italiana a 10 años frente a la alemana se amplió muy por encima de los 200 puntos básicos) o durante los movimientos de descontento social en Chile ocurridos en octubre y noviembre de 2019 (depreciación muy intensa de la moneda chilena y fuertes caídas en los mercados de acciones).

En conclusión, el fuerte incremento de la desigualdad económica en los países desarrollados representa una amenaza real a largo plazo para la economía. Empieza a afectar de forma negativa al crecimiento económico, agravando las desigualdades entre regiones y fomentando, junto con otros factores, el surgimiento de movimientos populistas. Es urgente abordar este problema.

Notas —
1. A propósito, es interesante advertir que la desigualdad de rentas a nivel global (es decir, cuando comparamos la renta per cápita de todos los habitantes del planeta) ha disminuido durante los últimos años por los avances registrados en China, India y en varios países emergentes.
2. “Global inequality: a new approach for the age of globalization”, Branko Milanovic, 2016, Harvard University Press.
3. Autor D., 2019, “Work of the past, work of the future”.
4. Documento de trabajo del FMI, 2019, “The Great Divide: Regional Inequality and Fiscal Policy”.
5. Song G., D. Price, F. Guvenen, N. Bloom & T. von Wachter, 2018, “Firming up inequality”, Quarterly Journal of Economics.
6. En compañías con entre 100 y 100 empleados, los ingresos medios reales se incrementaron un 31%, mientras que disminuyeron un 7% en compañías con más de 10.000 empleados.
7. “Trends in income inequality and its impact on economic growth”, 2014, documentos de trabajo de la OCDE sobre temáticas sociales, empleo y migración.
8. “Inequality overhang”, 2017, documento de trabajo del FMI.
9. “El tipo de interés natural: estimaciones, factores y desafíos a la política monetaria”, 2018, Documento Ocasional del BCE.
10. “Factores determinantes del tipo de interés real”, 2019, Philip Lane.
11. “Una actualización del tipo de interés neutral”, 2017, Banco de Canadá.
12. “El tipo de interés neutral”, 2017, Banco de la Reserva de Australia.
13. Fukuyama F., 2019, “The new identity politics: Rightwing populism and the demand for dignity”.
14. Piketty T., 2018, “Brahmin Left vs Merchant Right: Rising Inequality & the Changing Structure of Political Conflict”, WID, documento de trabajo mundial.
15. Algan Y., S. Guriev, E. Papaioannou et E. Passari, 2017, “The European Trust Crisis and the rise of Populism”, Brookings Papers on Economic Activity.
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